viernes, 30 de enero de 2009

Violencia es cobrar 600€













"(...) toda la vida se consume en la lucha por el bienestar".F.M. Dostoievski (Crimen y castigo)

Hay una pintada en el muro de un instituto lagunero que dice: "Violencia es cobrar 600 euros". La vi de refilón, a la velocidad del tranvía y causa la misma impresión que un grito a la nada. Letras escritas apresuradamente con un espray negro sobre el fondo rojizo del muro. Ya sé: es una solemne falta de urbanidad hacer pintadas en los muros de la ciudad. Pero normas aparte, se trata de una frase que aporta contenido.

El término violencia retrotrae a golpes, dolor, maltrato físico y psicológico, gritos e incomprensión. Pero la pintada aporta otra idea, la de que llevar una vida digna en este occidente bienalimentado y conectado a internet cuesta mucho más que esos 600 euros que, además, para muchos supone un fortunón. Esa vida digna supone pagar el techo que te cubre, los gastos de comunidad, la luz (y de paso el sueldo de los ejecutivos), el agua (ídem de ídem), el teléfono (de nuevo salarios de altos ejecutivos), la comida (a cuya función nutritiva parece dársele cada vez menos importancia, son más baratos unos bollos repletos de grasa hidrogenada que unas habichuelas tiernas), los estudios de los hijos, la ropa y el calzado etc, etc, etc... Por no hablar de un sinfín de gastos relacionados con necesidades falsas que sin embargo parecen verdaderas. Se me ha olvidado en el recuento el transporte.

Porque al fin y al cabo estamos hablando de una vida digna, lo que incluye gasto cultural; no va a quedar sólo para los yuppies (no sé por qué ha pasado de moda el término, con lo expresivo que resulta) acudir al cine, al teatro o a un concierto. No nombro los libros porque existen por fortuna las bibliotecas públicas, ese último refugio contra el mercantilismo más atroz que nos está convirtiendo en meros compradores de cosas ante la amenaza de que, si dejamos de hacerlo, el sistema se vendrá abajo. Yentonces los ejecutivos y todos aquellos que cobran salarios que dejan la dignidad convertida en una señorita cursi no podrían enviar a sus niños a estudiar a Suiza, ni pagar masters en el país de Obama (ahora Estados Unidos se llama así), ni renovar su bólido por otro de último modelo, ni lucir trajes de Armani, ni vivir en inmensas casas individuales de más de 200 metros cuadrados.

Y esa pintada, "Violencia es cobrar 600 euros", habla de todo eso y de mucho más. Habla de que cada vez nos comunicamos menos personalmente pero necesitamos dos teléfonos, el fijo y el móvil, además de la consabida ADSL para hacer amigos en el face book ya que no eres capaz de tolerar opiniones distintas a las tuyas en directo. Aquí quien de verdad ha salido ganando ha sido Telefónica, una de las pocas empresas que no conoce la palabra crisis o que la asocia a ganar miles de millones de euros menos de lo esperado, no a las pérdidas.

La pintada lagunera habla de cómo vivimos y de cuánto necesitamos para ello. Es una frase explosiva que además recuerda a contrato laboral precario, de esos en los que no puedes reclamar nada a la empresa porque de la misma, y pretextando crisis, te pone de patitas en la calle porque hay otro deseando percibir 600 euros. Es el nuevo esclavismo y probablemente el exceso de población, la avaricia de una minoría y el nulo reparto de la riqueza tengan la culpa.

Qué duda cabe, al ayuntamiento, a la Consejería de Educación o al organismo público al que corresponda borrar la pintada (con dinero público que nos reprocharán cuando hay otro mucho dinero público gastado en boberías y excesivos gabinetes de propaganda) preferiría que el autor o autora de la pintada se hubiese reprimido y hubiese anotado su contenido en una libretita. Pero entonces no actuaría como un grito, no existiría esa aportación en el paisaje que bordea el tranvía. Las instituciones, en todo caso, preferirían que en el muro hubiera pintados dos patitos o unas florecillas, o uno de esos dibujos japoneses de cómic que hacen los grafiteros. Incluso podrían subvencionar el adorno del muro al objeto de que unos jóvenes crean que son libres para expresarse (enviando mensajes a un concurso de televisión para votar a un imbécil mientras se les motiva a no votar el día de las elecciones). El concejal de cultura de turno presentaría en rueda de prensa la jornada destinada a ese genuino modo de expresión juvenil tan fresco que es el grafiti, saldría en las televisiones y lo sacaríamos en los periódicos.

Pero entonces ese muro no se habría convertido tampoco en un grito. En algunos actos reside tal grado de rebeldía que la urbanidad no es argumento para reprimirlos. Me crié en un pueblo vasco donde los goras (vivas) a ETA constituían el pan nuestro de cada día. Una noche alguien escribió en una pared "Alicia, te amo" y esa pintada se volvió más reivindicativa (en un contexto de violencia abertzale) que cualquier reclamación de independencia. Un muro, unas palabras y un poco de rabia. Deberían dejar ahí la pintada, aunque si se volviera cotidiana perdería fuerza, pero nos podemos ir turnando para sustituirla por otras.

SARO DÍAZ

Hakim Bey

Hakim Bey es el seudónimo de Peter Lamborn Wilson (n. Nueva York, 1945). Es un escritor, ensayista y poeta estadounidense que se describe a sí mismo como “anarquista ontológico" y sufí. Hakim Bey significa "El Señor Juez" en turco. Se hizo famoso en 1990 con su obra Zona temporalmente autónoma. Algunos escritores lo consideran el padre ideológico de los hackers.

Además de diversos ensayos sobre las tradiciones de las sociedades secretas chinas (Tong), Bey introdujo el concepto de Zona Autónoma Temporal a partir de sus estudios históricos sobre las utopías piratas. También, Bey ha escrito sobre figuras como Charles Fourier o Friedrich Nietzsche y sobre las conexiones entre el sufismo y la antigua cultura celta. Al igual que estos autores y teorías, tendriamos que considerar la influencia importante en sus escritos del situacionismo el cual se ve reactualizado en los escritos de Bey.

Viajes y conceptos
A finales de los años 60 visita Marruecos, la India e Irán, donde vive hasta 1979. Estudia en este último país la lírica y la mística sufí traduciendo a los poetas clásicos sufíes turcos y persas al inglés.

Tras la revolución islámica vuelve a EE. UU. La incorporación de lo oscuro a su lectura del situacionismo le lleva hacia lo que el mismo llama "inmediatismo", una visión crítica del concepto anarquista de revolución que incorpora lo simbólico, lo identitario y lo mítico, redefiniendo el acto revolucionario como la creación de un espacio autónomo, esto es, sin Estado ni coerción y al tiempo como una mitopoiesis, como un relato de sí mismo.

Publica entonces una serie de textos en los que define las zonas temporalmente autónomas que influyen decisivamente en la primera conceptualización que el underground digital hace de Internet. Partiendo de una estructura conceptual propia del primer situacionismo y recogiendo el universo de las utopías piratas de los siglos XVII y XVIII y los mitos libertarios de la colonización norteamericana, Wilson entra en diálogo con el primer ciberpunk. Conocedor de la ciencia ficción, a la que ha dado algunas piezas brillantes, Wilson utiliza Islas en la red de Bruce Sterling al mismo nivel que las fuentes dieciochescas o vivas descripciones de las andanzas de D'Annunzio en Fiume, entrelazando la tradición alquímica del último barroco con la poético-libertaria del periodo de entreguerras (también llena de referencias esotéricas).

Desde la perspectiva de hoy la idea de un espacio social virtual más o menos estable sin estado abre el programa de investigación que llevará al concepto de plurarquía e influirá decisivamente en la conceptualización del ciberespacio y en desarrollos posteriores como el "sionismo digital".

El lado extravagante de Hakim Bey
Wilson siempre ha nadado en un terreno teórico difícil. Su anarquismo ontológico tiene un pilar en René Guénon (que también abrazó el sufismo) y D'Annunzio que se acerca a veces y no sólo en referencias, a Mircea Eliade e incluso al teórico ocultista nazi Julius Evola.

Salva sin embargo la pasión por el orden en un antiestatalismo ontológico. Y si bien su recuperación de un núcleo liberaror de la tradición ocultista y el tradicionalismo al ser casado con la fiesta sesentaiochista de los situacionistas, le coloca a las puertas de la Nueva Era, los nuevos eugenistas y neomalthusianos, en realidad la idea de partida de la posibilidad de una vida plena y un territorio físico organizado sin instituciones coercitivas, le acerca, conscientemente y sobre todo en últimos apuntes al salafismo magrebí en todo cuanto este bebe del mesianismo sufí.

Wilson tras las ZTA
Su acercamiento al nacionalismo afroamericano racista de la Islam Nation se consagró con su programa quincenal de radio Moorish Orthodox Radio Crusade en la emisora WBAI. Su actividad en el underground político se completa con conferencias regulares en el New York Open Center, y su trabajo como editor del colectivo Autonomedia.

jueves, 29 de enero de 2009

Acéptalo, tu política es más aburrida que la mierda.


Fuente: http://terror-recreativo.foroactivo.net/

Sabes que es verdad. Si no fuera así, ¿por qué todo el mundo se esconde cuando pronuncias ésta palabra? ¿Por qué la concurrencia a tus reuniones grupales de discusión sobre teoría anarco-comunista ha sufrido una caída peor que cualquiera experimentada anteriormente? ¿Por qué el proletariado oprimido no ha entrado en razón y se ha unido a ti en tu lucha por la liberación del mundo?

Quizá, luego años de lucha para educarlos acerca de su papel de víctimas, has llegado a culparlos por su condición. Les debe gustar ser pisoteados por los agudos tacones del capitalismo; y si no fuera así, ¿por qué no se han unido a ti: encadenándose a lugares, coreando consignas en protestas cuidadosamente planeadas y organizadas, y frecuentando centros anarquistas? ¿Por qué todavía no se han sentado a aprender toda la terminología necesaria para una auténtica comprensión de las complejidades de la teoría económica marxista?

Lo cierto es que, para ellos, tu política es aburrida porque les resulta realmente irrelevante. Ellos saben que tus anticuados estilos de protesta -tus marchas, pancartas y reuniones- son actualmente incapaces de efectuar un cambio real, ya que se han convertido en algo demasiado predecible dentro del statu quo. Ellos saben que tu jerga post-marxista es repulsiva, ya que es realmente un lenguaje de mera discusión académica, y no un arma capaz de debilitar a los sistemas de control. Ellos saben que tus disputas internas, tus grupos disidentes y tus peleas interminables acerca de teorías efímeras, no pueden producir ningún cambio real en el mundo en el que viven día a día. Ellos saben que no importa quién mande, qué leyes haya en los libros, o bajo qué "ismos" los intelectuales se alineen; el contenido de sus vidas seguirá siendo el mismo. Ellos saben tanto como nosotros, que nuestro aburrimiento es la prueba de que esta "política" no es el camino a ningún cambio real. ¡Nuestras vidas ya son lo suficientemente aburridas!

Y tú también lo sabes. ¿Para cuántos de ustedes la política es una responsabilidad? Algo a lo que se comprometen, porque sienten que deberían hacerlo, cuando en lo más profundo de sus corazones hay millones de cosas que preferirían estar haciendo. ¿Tu trabajo como voluntario, es el favorito de tus pasatiempos, o lo haces sin ningún sentido de obligación? ¿Por qué piensas que es tan difícil motivar a los demás a realizar tareas voluntarias como las que realizas? ¿Podría ser que fuese simplemente el fruto de tu cargo de conciencia, lo que te lleva a cumplir con tus "deberes" para ser políticamente activo? Tal vez, le agregas emoción a tu "trabajo" intentando (conscientemente o no) tener problemas con las autoridades, intentando ser arrestado: no porque vaya a servir de algo a tu causa, sino para hacer las cosas más excitantes, para reconquistar un poco el romance de las épocas de revueltas pasadas. ¿Has sentido alguna vez que estabas participando en un ritual, en una larga y establecida tradición de protestas que realmente sólo sirven para fortalecer la posición establecida? ¿Has anhelado alguna vez, en secreto, escapar del estancamiento y aburrimiento de tus "responsabilidades" políticas?

No es de extrañar que nadie se haya unido a tus esfuerzos políticos. Quizá te digas a ti mismo que es duro, que no es reconocido, pero que alguien debe hacerlo. Entonces, la respuesta es NO.

Tú, en realidad, nos perjudicas gravemente a todos con tu pesada y tediosa política. Aunque, de hecho, no hay nada más importante que la política. NO hablo de la política de la ley y la democracia representativa, en la que es elegido un legislador para firmar los mismos decretos y perpetuar el mismo sistema. Ni la política del "Comencé a militar en la izquierda radical porque me encanta discutir acerca de detalles triviales y escribir retóricamente acerca de una inalcanzable utopía" anarquista. Ni tampoco la política de cualquier líder o ideología que exige que te sacrifiques por "la causa". Sino la política de nuestra vida cotidiana.

Cuando separas la política de las experiencias inmediatas y cotidianas de hombres y mujeres, ésta pasa a ser completamente irrelevante. Se convierte en el dominio privado de ricos y cómodos intelectuales, que pueden darse el lujo de complicarse sus vidas con tan monótonas y teóricas cuestiones. Cuando te involucras en política por un sentimiento de obligación y haces de la acción política una pesada responsabilidad, en lugar de un excitante juego, que valga la pena por sí mismo, ahuyentas a gente cuyas vidas ya son lo suficientemente pesadas como para añadir más tedio. Cuando conviertes a la política en una cosa sin vida, triste, una responsabilidad espantosa, se convierte simplemente en otra carga para la gente y no un medio para quitarles un peso de encima. Por consiguiente, le arruinas la idea de política a la gente para la cual debería ser lo más importante; puesto que todo el mundo tiene interés en tomar el control de sus vidas, en preguntarse a sí mismos qué es lo que no desean para ellas y cómo conseguirlo. Muestras la política como algo patético, un juego de clase media/bohemio sin sentido, que se refiere solo a sí mismo; un juego sin relevancia para las vidas reales que viven día tras día.

¿Qué debería ser lo político? Que disfrutemos lo que hagamos para conseguir techo y comida, si sentimos que nuestras interacciones cotidianas con nuestros amigos, vecinos y compañeros son gratificantes; que tengamos la oportunidad de vivir cada día como deseamos hacerlo. Y la "política" no debería consistir meramente en discutir estas cuestiones, sino en actuar directamente para mejorar nuestras vidas en el presente inmediato. Actuar de un modo que es de por sí entretenido, excitante, placentero: es político; ya que cuando la acción política es tediosa, agotadora y opresiva, sólo puede perpetuar tedio, fatiga y opresión en nuestras vidas. No debería desperdiciarse más tiempo debatiendo sobre cuestiones irrelevantes cuando debemos ir otra vez a trabajar al día siguiente. No más protestas-rituales predecibles que las autoridades saben demasiado bien como manejar; ni tampoco más protestas-rituales aburridas que no le parecerán a posibles voluntarios como la manera más emocionante de pasar un sábado por la tarde; claramente, éstas no nos llevarán a ninguna parte. Basta de "sacrificios por la causa". ¡Porque para nosotros, la felicidad -en nuestras propias vidas y las de nuestros compañeros- debe ser nuestra verdadera causa!

Después que hagamos de la política algo relevante y excitante, el resto le seguirá sólo. Pero de una monótona, meramente teórica y/o ritualizada política, nada valioso puede surgir. Esto no quiere decir que no debamos mostrar interés por el bienestar de los seres humanos, de los animales, o de los ecosistemas que no están directamente en contacto con nosotros en nuestra existencia diaria. Pero la base de nuestra política debe ser concreta: ésta debe ser inmediata, debe ser obvia para todo el mundo -para que sea merecedora de esfuerzo-, debe ser divertida por sí misma. ¿Cómo vamos a poder hacer cosas positivas por otros, si nosotros mismos no disfrutamos nuestras propias vidas?

Para ser más claros: si te pasas una tarde recogiendo comida de tiendas que de lo contrario hubiese ido a parar a un basural y la sirves a gente con hambre y a gente que está cansada de tener que pagar por comida: ésa es una buena acción política, pero sólo si la disfrutas. Mientras lo haces con tus amigos, si conoces a nuevos amigos, si te enamoras o intercambias historias divertidas; o simplemente si te sientes orgulloso de haber ayudado a una mujer a aliviar sus necesidades económicas: ésa es una buena acción política. Pero si te pasas la tarde redactando una furiosa carta a un obscuro periódico izquierdista, objetando el uso que un columnista le dio al término "anarco-sindicalista", eso no va a lograr un carajo -y lo sabes-.

Tal vez sea hora de una nueva palabra para "política", ya que ustedes han convertido la antigua en una mala palabra. Por lo que cuando hablamos de actuar juntos para mejorar nuestras vidas, nadie debería posponerlo. Y es entonces que les presentamos nuestras exigencias, las cuales no son negociables y deben ser cumplidas cuanto antes; porque no vamos a vivir para siempre, ¿o sí?

1. Hagamos de la política algo nuevamente relevante en la experiencia de nuestra vida diaria. Mientras más lejos se encuentre el fin de nuestra preocupación política, menos significará para nosotros, menos real y apremiante nos parecerá, y más aburrida será.
2. Toda actividad política debe ser placentera y excitante de por sí.
3. Para lograr cumplir estos dos primeros pasos, deben ser creados métodos y procedimientos completamente nuevos. Los viejos son anticuados, están pasados de moda. Tal vez NUNCA fueron buenos del todo, y es por eso que el mundo está como está.
4. ¡Disfruten de ustedes mismos! ¡No existe excusa alguna para estar aburridos... o aburrir!

¡Únete a nosotros en hacer de la "revolución" un juego; un juego en el que todos lo arriesguemos todo, pero no obstante, un juego deleitante y sin preocupaciones!

Motivos para no entrar en un Starbucks

La multinacional Starbucks va a despedir a cerca de 7.000 trabajadores y, como nos apunta una amiga, jode a paises del tercer mundo productores de café a los que pagan sumas irrisorias por productos depri-me-rí-si-ma calidad, con contratos de exclusividad, etc.
¡Trabajadores de Starbucks mearos en el café que sirváis al público!

miércoles, 28 de enero de 2009

El Tong

Los mandarines obtenían su poder de la ley; el pueblo, de las sociedades secretas.
Proverbio Chino


El invierno pasado leí un libro sobre los Tongs chinos (Primitive RevoIutionaries of China: A Study of Secret Societies in the Late Nineteenth Century, (6) Fei-Ling Davis; Honolulú, 1971-77): ¡quizá el primero nunca escrito por alguien que no era un agente del Servicio Secreto británico! (de hecho, ella era una socialista china que murió joven, éste fue su único libro) y por primera vez me di cuenta de por qué me ha atraído siempre el Tong; no sólo por el roman-ticismo, la elegante decoración decadente chinesca, como así era, sino también por la forma, la estructura, la propia esencia de la cosa.

Algún tiempo después en una excelente entrevista con William Burroughs en la revista Homocore descubrí que él también había acabado fascinado con los Tongs y que sugería esta forma como un perfecto modo de organización para los maricas (7), particularmente en esta era presente de histeria y
moralismo mierdosos. Estoy de acuerdo, y extendería la recomendación a todos los grupos marginales, especialmente aquellos cuyo disfrute implica ilegalismo (fumetas, heréticos del sexo, insurreccionalistas) o excentricidad extrema (nudis-tas, paganos, artistas de post-vanguardia, etc., etc.).

Un Tong puede quizás ser definido como una sociedad de beneficio mutuo para gente con un interés común que es ilegal o peligrosamente marginal - de ahí el necesario secreto. Muchos Tongs chinos se movían alrededor del contrabando y la evasión de impuestos, o el autocontrol clandestino de ciertos oficios (en oposición al control del Estado), o finalidades políticas insurreccionales o religiosas (el derrocamiento de los Manchúes, por ejemplo - varios Tongs colaboraron con los anarquistas en la Revolución de 1911).

Una finalidad común de los Tongs era recoger e invertir las cuotas de pertenencia e iniciación en fondos de seguros para los indigentes, los parados, las viudas v huérfanos de los miembros fallecidos, gastos de funerales, etc. En una era como la nuestra en la que los pobres están atrapados entre el canceroso Escila de la industria aseguradora y el rápidamente desapareciente Caribdis de los servicios del bienestar y la salud pública, este fin de la Sociedad Secreta bien podría recuperar su atractivo. (Las logias masónicas estaban orga-nizadas sobre esta base, igual que los primeros sindicatos ilegales y las "órdenes caballerescas" (8) para trabajadores y artesanos.) Otro fin universal de estas sociedades era por supuesto la convivialidad (9), especialmente los banquetes pero incluso este pasatiempo aparentemente inocuo puede adquirir implicaciones insurreccionales. En las varias revoluciones francesas, por ejemplo, los clubes gastronómicos asumieron frecuentemente el papel de organizaciones radicales cuando todas las demás formas de reunión pública estaban prohibidas.

Recientemente hablé sobre los Tongs con "PM.)' autor de bolo 'bolo (Serie Agentes Extranjeros de Semiotext(e)). Yo argumentaba que las sociedades secretas Son nuevamente una posibilidad para los grupos que buscan autonomía v realización individual. El no estaba de acuerdo, pero no (como yo esperaba) por las connotaciones "elitistas" del secretismo. El creía que tales formas organizativas funcionan mejor en grupos sólidamente ligados, con fuertes lazos económicos, étnico/regionales o religiosos condiciones que no existen (o existen sólo embriónicamente) en la escena marginal de hoy. El proponía en cambio el establecimiento de centros de barrio multifuncionales, con los gastos compartidos por varios grupos de intereses específicos v empresas de pequeña escala (artesanos, cafés, espacios para actuaciones, etc.). Este tipo de grandes centros requeriría estatus oficial (reconocimiento por el Estado), pero obvia-mente se convertirían en focos para toda clase de actividades no oficiales - mercados negros, organización temporal para la "protesta" o la acción insurreccional, "ocio" incontrolado y convivialidad no monitorizada, etc.

En respuesta a la crítica de "P.M." no he abandonado sino más bien modificado mi concepto de lo que podría ser un 'tong moderno. La estructura intensamente jerárquica del tong tradicional obviamente no funcionaría, aunque algunas de las formas podrían ser mantenidas y usadas del mismo modo que los títulos y honores son usados en nuestras "religiones libres" (o religiones "raras", religiones "de broma", cultos anarco-neo-paganos, etc.). La organización no jerárqui-ca nos atrae, pero también el ritual, el incienso, la placentera ampulosidad de las órdenes ocultas podrías llamarlo "Estética del Tong"-así que ¿por qué no podríamos también tener nuestro pastel y comérnoslo?-(especialmente si es majoun marroquí o baba au absinthe - ¡algo un poco prohibido!). Entre otras cosas, el Tong debería ser una obra de arte.

La estricta regla tradicional del secreto también necesita de modificación. Hoy día cualquier cosa que evite la idiota mirada de la publicidad es ya virtualmente secreta. La mayoría de la gente moderna parece incapaz de creer en la realidad de algo que nunca ven en televisión por tanto escapar de ser televisualizado es ser ya casi-invisible. Más aún, lo que es visto a través de los medios se vuelve en cierto modo irreal, y pierde su poder (no voy a molestarme en defender esta tesis sino que simplemente referiré al lector a una línea de pensamiento que lleva de Nietzsche a Benjamín a Bataille a Barthes a Foucault a Baudrillard). Por contraste, quizá aquello que es no visto retiene su realidad, su enraizamiento en la vida cotidiana y por tanto en la posibilidad de lo maravilloso.

Así que el moderno Tong no puede ser elitista, pero no hay razón para que no sea selectivo. Muchas organizaciones no autoritarias se han fundado en el dudoso principio de la militancia abierta, lo que frecuentemente lleva a una pre-ponderancia de gilipollas, patanes, aguafiestas, neuróticos quejumbrosos y agentes de policía. Si un Tong se organiza alrededor de un interés específico (especialmente un interés ilegal o arriesgado o marginal) ciertamente tiene el derecho de componerse de acuerdo con el principio del "grupo de afinidad". Si el secreto significa (a) evitar la publicidad y (b) vetar a posibles miembros, la "sociedad secreta" apenas puede ser acusada de violar los principios anarquistas. De hecho, tales sociedades tienen una historia larga y honorable en el movimiento antiautoritario, desde el sueño de Proudhon de reanimar la Santa Vehm (10) como una especie de "Justicia del Pueblo", a los varios proyectos de Bakunin, a los "Errantes" de Durruti. No deberíamos permitir que los historiadores marxistas nos convenzan de que tales recursos son "primitivos" y han sido por tanto dejados atrás por la "Historia". Que la "Historia" es un absoluto es como mínimo una premisa dudosa. No estamos interesados en un retorno a lo primitivo, sino en un retorno DE lo primitivo, puesto que lo primitivo es lo "reprimido".

En los viejos días las sociedades secretas aparecían en tiempos y lugares prohibidos por el Estado, esto es, donde y cuan do la gente es mantenida aislada por la ley. En nuestros tiempos la gente usualmente no es aislada por la ley sino por la mediación y la alienación (ver el capítulo 1, "Inmediatismo"). El secreto por tanto se vuelve una evitación de la mediación, mientras la convivialidad pasa de objetivo secun-dario a objetivo primario de la "sociedad secreta". Simple-mente encontrarse cara a cara es ya una acción contra la fuerzas que nos oprimen con el aislamiento, con la soledad, con el trance de los medios.

En una sociedad que impone una esquizoide separación entre Trabajo y Ocio, todos hemos experimentado la trivialización de nuestro "tiempo libre", tiempo que no está organizado ni como trabajo ni como ocio. ("Vacación" significó una vez tiempo "vacío" ahora significa tiempo que es organizado y llenado por la industria del ocio.) La finalidad "secreta" de la convivialidad en la sociedad secre-ta se convierte entonces en la autoestructuración y auto-valoración del tiempo libre. La mayoría de las fiestas están dedicadas sólo a la música alta y a demasiada priva, no porque las disfrutemos sino porque el Imperio del Trabajo nos ha imbuido del sentimiento de que el tiempo vacío es tiempo perdido. La idea de dedicar una fiesta a, digamos, hacer una colcha o cantar juntos madrigales, parece des-esperadamente desfasada. Pero el Tong moderno encon-trará a la vez necesario y disfrutable recuperar el tiempo libre del mundo de la mercancía y dedicarlo a la creación compartida, a jugar. (11)

Conozco varias sociedades ya organizadas según estas líneas, pero ciertamente no voy a cargarme su secreto discutiéndolas en letra impresa. Hay alguna gente que no necesita quince segundos en el Telediario de la noche para dar validez a su existencia. Desde luego, la prensa y radio marginales (los únicos medios en que aparecerá este sermoncillo) son de todos modos prácticamente invisibles -ciertamente todavía bastante opacas a la mirada del Con-trol. Con todo, he aquí el principio del asunto: los secretos deberían ser respetados. ¡No todo el mundo necesita sa-berlo todo! De lo que más carece -y más necesita el siglo XX- es de tacto. Deseamos reemplazar la epistemología democrática con "epistemología dadá" (Feyerabend). O estás en el bus o no estás en el bus.

Algunos llamarán a esto una actitud elitista, pero no lo es -al menos no en el sentido que C. Wright Mills da a la palabra: esto es, un pequeño grupo que ejercita poder sobre los no-miembros para su propio engrandecimiento. El In-mediatismo no tiene que ver con relaciones de poder: no desea ser gobernado ni gobernar. El Tong contemporáneo, por tanto, no halla placer en la degeneración de las institu-ciones en conspiraciones. Quiere poder para sus propios objetivos de mutualidad. Es una asociación libre de indivi-duos que se han elegido mutuamente como los sujetos de la generosidad del grupo, su "expresividad" (por usar un término sufí). Si esto resulta ser algún tipo de "elitismo", entonces que así sea.

Si el Inmediatismo empieza con grupos de amigos inten-tando no sólo superar el alistamiento sino también mejorarse mutuamente sus vidas, pronto querrá tomar una forma mas compleja: núcleos de aliados mutuamente elegidos, trabajan-do (jugando) para ocupar más y más tiempo fuera de todo control y estructura mediada. Entonces querrá convertirse en una red horizontal de grupos autónomos semejantes; después, en una ''tendencia''; luego, en un ''movimiento''; y entonces, en una red cinética de "zonas autónomas temporales". Finalmente se afanará para convertirse en el núcleo de la nueva sociedad, dándose a luz a si misma dentro de la corrompida cáscara de la antigua. Para todos estos pro-pósitos la sociedad secreta promete proporcionar un útil marco de clandestinidad protectora -un manto de invisi-bilidad que tendrá que dejarse caer sólo en el caso de una confrontación final con la Babilonia de la Mediación...

¡Preparáos para las Guerras del Tong!




6 - En castellano, el título será Primitivos revolucionarios en China; Un estudio de las sociedades secretas a finales del siglo XIX >>>

7 - Al traducir así "queer" solo se pretende mantener la mayor fidelidad al sentido de la palabra original; nada de homofobia aquí.>>>

8 - Las primeras organizaciones obreras aparecidas en EEUU en la segunda mitad del XIX tenían nombres como "Orden de los caballeros del trabajo". De ahí esta referencia.>>>

9 - Convivencia y compañerismo alegres, buen humor, según Ivan Illich. Ver el texto TAZs permanentes.>>>

10 - Hace referencia a la Vehmgerich, "especie de tribunal secreto que ejerció gran poder en la Westfalia del fin del siglo XII hasta mediados del siglo XVl"; la definición es del Oxford English Dictionary.>>>

11 - En el original se hace un juego con los varios significados del verbo "play", que significa "jugar", pero también "tocar" (un instrumento) o "interpretar" (una obra de teatro).. Esto mismo se dará en otros lugares del texto

martes, 27 de enero de 2009

Terrorismo poético

BAILES INVEROSIMILES EN CAJEROS automáticos nocturnos. Despliegues pirotécnicos ilegales. Land art, obras terrestres como extraños artefactos alienígenas desperdigados por los parques naturales. Allana moradas pero en vez de robar, deja objetos poético-terroristas. Secuestra a alguien y hazlos felices.

Elige a alguien al azar y convéncele de ser el heredero de una inmensa, inútil y asombrosa fortuna -digamos 5000 hectáreas de Antártida, o un viejo elefante de circo, o un orfanato en Bombay, o una colección de manuscritos alquímicos-. Al final terminará por darse cuenta de que por unos momentos ha creído en algo extraordinario, y se verá quizás conducido a buscar como resultado una forma más intensa de existencia.

Instala placas conmemorativas de latón en lugares (públicos o privados) en los que has experimentado una revelación o has tenido una experiencia sexual particularmente gratificante, etc.

Ve desnudo como un signo.

Convoca una huelga en tu escuela o lugar de trabajo sobre las bases de que no satisfacen tus necesidades de indolencia y belleza espiritual.

El arte del graffiti prestó cierta gracia a los laidos subterráneos del metro y a los rígidos monumentos públicos; el TP también puede ser creado para lugares públicos: poemas garabateados en los lavabos del juzgado, pequeños fetiches abandonados en parques y restaurantes, arte en fotocopias bajo el limpiaparabrisas de los coches aparcados, Consignas en Grandes Caracteres pegadas por las paredes de los patios de recreo, cartas anónimas enviadas a destinatarios conocidos o al azar (fraude postal), retransmisiones piratas de radio, cemento fresco...

La reacción o el choque estético provocados por el TP en la audiencia han de ser al menos tan intensos como la agitación propia del terror -asco penetrante, excitación sexual, asombro supersticioso, angustia dadaesca, una ruptura intuitiva repentina- no importa si el TP va dirigido a una sola o a muchas personas, no importa si va "firmado" o es anónimo, si no transforma la vida de alguien (aparte de la del artista) es que no funciona.

El TP es un acto en un Teatro de la Crueldad que no tiene ni escenario, ni filas de asientos, ni localidades, ni paredes. Con objeto de que funcione en absoluto, el TP debe desvincularse categóricamente de toda estructura convencional del consumo de arte (galerías, publicaciones, media). Incluso las tácticas de guerrilla situacionistas de teatro callejero resultan ya demasiado conocidas y previsibles.

Una seducción exquisita -conducida no sólo por la causa de la mutua satisfacción sino también como acto consciente en una vida deliberadamente bella- puede ser el TP definitivo. El terrorista P se comporta como un estafador cuyo objetivo no es el dinero sino el CAMBIO.

No hagas TP para otros artistas, hazlo para gente que no repare (al menos por un momento) en que lo que has hecho es arte. Evita las categorías artísticas reconocibles, evita la política, no te quedes a discutir, no seas sentimental; se implacable, arriésgate, practica el vandalismo sólo en lo que ha de ser desfigurado, haz algo que los niños puedan recordar toda la vida -pero no seas espontáneo a menos que la musa del TP te posea-.

Vístete. Deja un nombre falso. Se legendario. El mejor TP está contra la ley, pero que no te pillen. Arte como crimen; crimen como arte.

Sin comentarios


lunes, 26 de enero de 2009

"Mientras cada individuo puede ser un enigma insoluble, un conjunto de ellos se comporta con exactitud matemática."

Sherlock Holmes

Debate: La maquinaria de la libertad

La maquinaria de la libertad (del inglés The Machinery of Freedom: Guide to a Radical Capitalism) es un libro escrito por el economista anarquista David D. Friedman que esboza los medios por los que una sociedad puede funcionar sin Estado y estudia las posibilidades del derecho anarquista. Es uno de los libros más influyentes en la literatura anarcocapitalista. Desde su concepción utilitarista esboza un sistema de mercado capitalista genuinamente libre y útil, que funcione en beneficio de la mayoría de la población, una suerte de "capitalismo popular".

Escrito en 1971, y publicada su primera edición en 1973, una segunda 1978 y con otra edición de 1989. El "Análisis del Instituto de Asuntos Públicos" la incluyó en una lista del "Top 20 de libros que debe leer antes de morir."

El libro hace un llamamiento a la abolición o a la privatización (en libre competencia) de todas las funciones gubernamentales, detalla sugerencias para muchos casos concretos de la privatización, explora las consecuencias del pensamiento libertario, los ejemplos de la sociedad libertaria (como la Mancomunidad Islandesa), y ofrece la declaración personal del autor acerca de la razón por la que se convirtió en anarquista. Los temas abordados en el libro incluyen la privatización de la ley (tanto la legislación y su aplicación), y el espinoso problema de la prestación de bienes públicos (como la defensa nacional) en una sociedad puramente libertaria. El enfoque y conclusiones de Friedman son anarcocapitalistas.

Creo que aunque hay ciertas tareas importantes que por motivos especiales son difíciles de realizar bajo instituciones estrictamente de propiedad privada, estas dificultades son teóricas, y pueden ser solucionables en la práctica. Sostengo que no hay ninguna función adecuada para el gobierno. En este sentido soy un anarquista. Todo lo que el gobierno hace puede ser clasificado en dos categorías: aquello que podemos suprimir hoy y aquello que esperamos poder suprimir mañana. La mayor parte de las funciones gubernamentales pertenecen al primer tipo.

La maquinaria de libertad
Mi preferencia es por el tipo de instituciones económicas que han sido llamadas, creo que por Robert LeFevre, agóricas. Bajo las instituciones agóricas casi todo el mundo trabaja por cuenta propia. En lugar de la corporación existen grandes grupos de emprendedores relacionados por el comercio, no por la autoridad. Cada uno vende, no su tiempo, sino lo que su tiempo produce.

La maquinaria de libertad
Mientras que la mayoría de los anarcocapitalistas son deontológicos y argumentan en términos de derechos naturales, Friedman sostiene desde su utilitarismo (praxeológicamente) que las consecuencias del anarcocapitalismo serán beneficiosas para la gran mayoría, incluidos los pobres. Friedman rechaza el utilitarismo como patrón último para determinar lo que debe hacerse y lo que no, pero considera que los argumentos de esta clase son en general los más eficaces para defender la doctrina libertaria. La gente tiene ideas muy diversas acerca de lo que es justo, sin embargo la mayoría coincide en que la felicidad y la prosperidad son propósitos deseables.


La estrategia de Friedman para pasar de la situación actual al anarcocapitalismo es pragmática en espíritu, por medio de la promoción de un cambio incremental (evolucionario). Por ejemplo, está a favor de la introducción de bonos de educación, como preludio a la privatización libre del sistema escolar, y la descentralización de la policía como un primer paso similar para la defensa privatizada.

Así mismo cuestiona al movimiento liberal libertario clásico americano, tanto al minarquismo como a los partidarios de partidos libertarios ya que lo que implica la presencia de un Estado minimalista, con el monopolio del derecho, inevitablemente tenderá a la corrupción en el largo o corto plazo, por razones praxéologicas apoyadas por ejemplos.[2] Sugiere que en lugar de subvertir el funcionamiento del Estado, como propone Rothbard, el establecimiento de una sociedad sin Estado se realiza mediante el desarrollo de la competencia de los ciudadanos en todos los servicios ofrecidos por el gobierno, citando las empresas de arbitraje que utilizan cada vez más importantes empresas norteamericanas como una alternativa al sistema judicial.

viernes, 23 de enero de 2009

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